Si vamos a comprar una consola de
videojuegos, por ejemplo la Xbox 360 nueva de caja, en EE.UU. cuesta USD $200
(860 bs. Al cambio venezolano), pero en Latinoamérica, específicamente en
Venezuela esa misma consola puede costar de 4.000 a 5.000 bs (930 a 1.116
dólares), nada menos de allí. Es decir, que está costando más de 3 veces de su
precio real, y no solo es en Venezuela, como ya dije, es en todos los países de
América Latina, donde el poder adquisitivo de la población es menor.
Videojuegos demasiado caros.
Pero eso no es nada, si nos vamos a la compra de los videojuegos es peor la situación. Un DVD con un juego de estreno para Xbox 360 o PlayStation 3 suele costar unos $60 dólares en EE.UU. pero resulta que en América Latina, el mismo juego cuesta entre $150 y $200 de los verdes y más cuando nos referimos a Venezuela, en donde el esposo de mi hermana, el mes pasado compró el Blu-ray (PlayStation 3) del videojuego de Assassin’s Creed III, por un monto de 900 bs. Es decir si lo convertimos en dólares, nos da un total de $209.30.
El porque un videojuego es tan costoso en nuestra tierra.
Si bien, el costo extra es porcentualmente menor al de una consola, se trata de una cifra extremadamente alta para algo que nos dará, en el mejor de los casos, unas 12 horas aproximadamente de entretenimiento. Estos elevados precios impiden que los videojuegos de última generación o los últimos estrenos sean masivos en nuestra región. Por lo tanto, quienes logran acceder a ellos, la gran mayoría lo hace a través de las copias ilegales (piratería) o de los famosos cybers donde las consolas se alquilan por hora.
Una buena estrategia también, es
jugar en una computadora, aunque no
todos los juegos de consola están disponibles para esta plataforma.
Muchos comercios se excusan de lo
difícil que es obtener el dólar a precio justo (Aquí en Venezuela el dólar que
ofrece el gobierno, lo ofrece a 4,3 bs/por dólar, pero el dólar ilegal o del
mercado negro se consigue a 17 y hasta a 20bs/por dólar). Aunque también hay
explicaciones extras, por estos altos precios, como por ejemplo, que
tradicionalmente los grandes fabricantes de videojuegos no han priorizado al
mercado latinoamericano debido a su bajo poder de compra. A esto se suma que en
muchos países existen altos impuestos para la importación de productos
electrónicos.
Pero la situación es todavía más
complicada. Pues el negocio en videojuegos no está en vender hardware sino
software. Y como observamos con anterioridad, el precio del software de
videojuegos es demasiado costoso para que un latinoamericano lo pueda adquirir.
Incluso si lográramos vender consolas al precio de costo, casi nadie en la
región podría comprar juegos a $60 dólares, obviando países como Brasil y
Venezuela, quienes poseen los estándares de vida más alto de Latinoamérica.
Las nuevas consolas, además de
vender los juegos en DVD o Blu-ray, también son distribuidas en descargas digitales.
Esto, en teoría, debería abaratar los costos pues elimina los intermediarios y
los impuestos de importación.
Siguen los problemas.
Pero hay un gran problema en esta práctica, cuando un gamer latinoamericano intenta comprar una descarga legal por Internet para una consola de videojuegos como la Xbox 360, lo primero que le aparece en la pantalla es un mensaje de error informándoles que “el contenido no está disponible en su país”. O sea que, si bien no hay impedimentos reales para vendernos contenidos digitales, sí los hay dentro de la burocracia interna de las editoriales que publican los juegos.
Todo cambia dramáticamente,
cuando entramos en el sector de los videojuegos pero para móviles, aunque
tampoco es perfecta. Por ejemplo, la gran mayoría de los videojuegos
disponibles en EE.UU. para dispositivos de Apple (iPhone, iPod e iPad) están
disponibles en América Latina, aunque el creador puede optar por limitar la
distribución a ciertas zonas geográficas.
Habrá cambios en un futuro.
Los cambios vienen haciéndose muy lentos, pero existen esperanzas. Microsoft esta fabricando sus consolas en Brasil, por lo que los precios de las mismas, bajarán por lo menos en un 40%. Si bien esto puede mejorar las ventas de hardware, probablemente no hará mucho para bajar el software, pero es un buen avance en nuestra región.
Actualmente, existe una generación
de latinoamericanos gamers, que no está pudiendo disfrutar de una de las
experiencias culturales más importantes de este nuevo siglo. Es un problema con
causas complejas y soluciones difíciles, al menos dentro del actual modelo de
negocios de la industria del videojuego.
No podemos negar, que en
cualquier momento (sino es que ya), las grandes empresas productoras de
hardware y las de software, se den cuenta que no puede prescindir de un mercado
tan importante como el latinoamericano con más de 570 millones de personas,
especialmente el de Sudamérica. Y eso no es nada, puesto que con la llamada
Next-Gen, los juegos de video aumentarán su precio al triple, que quedará para
nosotros.
Conclusión.
Mientras tanto, en Latinoamérica, las consolas y los videojuegos siguen siendo un lujo para ricos, y en tanto el resto seguirá con su principal estrategia por ser abandonado, recurrir a la piratería. Cualquier experiencia amarga que hayas sufrido ante esta situación, no dudes en comentar.
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