Para los que no saben, existen jueces muy estrictos respecto al uso de móviles al
interior de su corte. Y esto es lo que vive a diario la corte de Michigan,
en EE.UU, donde el juez Raymond Voet tiene una política muy dura, en la cual amenaza con multas por desacato a cualquier persona que interrumpa una
sesión en progreso con el sonido de su celular.
Pero, resulta que en un día normal como cualquier otro, se llevaba a cabo una sesión como cualquier otra y de repente comenzó a sonar un
celular en el lugar. Todos los presentes, conociendo lo extremadamente estricto que el juez Voet en relación a esto, comenzaron a revisar que no fuera su teléfono el
que estaba sonando y resulta que nadie del público le sonaba, para sorpresa de todos era el teléfono
del magistrado, el que pasó de estar absurdamente enojado por el sonido a
estar más avergonzado que nunca por caer en su propia norma.
El juez Voet se disculpó en pleno tribunal, y disparó el arma poderosa de cualquier juez, la excusa y alego desconocer por completo su nuevo teléfono táctil. Solía tener un BlackBerry, pero
al cambiar su móvil por uno nuevo no fue capaz de desactivar
efectivamente su sonido, el juez Voet declaró lo siguiente...
"Me disculpo, pero yo no tomo disculpas de nadie. Puse la vara muy alta, ya que los teléfonos celulares son una distracción y acá hay cosas muy importantes pasando. La corte es un lugar especial en la comunidad, y necesita más respeto que el que le he dado".
En el receso que siguió tras finalizarse los alegatos de aquella
jornada, y antes de retomar, el juez se acusó por desacato, se
autoimpuso una multa de US $25 y dejó su móvil en custodia hasta el
final de la sesión… Tal como lo hizo históricamente con decenas de
policías, público, abogados, testigos y otras personas a las que
infraccionó con anterioridad. Ley pareja no es dura y la ley empieza por la casa.
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